Tus hábitos moldean tu vida (y también pueden arruinarla)

Lo que aprendí saliendo del bucle de la autocomplacencia, el autosabotaje y la parálisis por análisis.

Motion

Tus hábitos te pueden estar saboteando.
No es una frase hiriente, es una verdad que me costó aceptar.
Este no es un artículo de motivación rápida. Es una experiencia real.

De la teoría a la acción (y el gran abismo entre ambas)

Durante mucho tiempo sentí que no avanzaba. Procrastinaba. Me autosaboteaba.
Me dejaba llevar por cómo me sentía emocionalmente para decidir si estudiaba o no, si hacía mis pendientes o los ignoraba.
Y claro… la mayoría de las veces, los ignoraba.

Tenía ideas. Tenía energía. Leía libros de desarrollo personal. Quería tomar buenas decisiones.
Pero en la práctica, me perdía entre excusas, distracciones y falta de rumbo.

Soy Andrea. Soy developer.
Tengo muchos intereses, y eso me exige aprender y practicar constantemente.
Pero nada de eso sirve si no hay intención.
Si no hay estructura.
Si no accionas.

Lo que me cambió no fue una técnica, fue el hartazgo

No fue un curso. No fue un libro.
Fue una acumulación de momentos donde me cansé de sentir que no avanzaba.
Y decidí, poco a poco, cambiar cosas:

Empecé a dejar el teléfono a un lado al despertar.

Dejé de abrir redes sociales hasta terminar lo importante.

Le puse fechas a mis ideas.

Empecé a compartir, a crear, incluso sin sentirme lista.

Me permití tomarme en serio.

¿Qué me sostiene ahora?

Una de las cosas que casi me llevan a estudiar otra carrera fue mi fascinación por el cerebro.
La idea de que somos capaces de evolucionar, de reconfigurarnos.

Y si eso es verdad, ¿por qué no intentarlo conmigo misma?

Ese ideal se convirtió en motor: me inspira a mejorar no desde la presión, sino desde la posibilidad.
A nutrir mi mente. A elegir bien.
A saber que cambiar no es una meta lejana, es una serie de decisiones presentes.

Yoga, balance y autocuidado sin culpa

Otra gran guía en mi camino ha sido el yoga.
No como moda, sino como práctica real: física, emocional, espiritual.

Me enseñó a regresar a mí, a enfocarme, a hacer las cosas con intención.
A tomarme el tiempo que necesito.
A aceptar que algunos días no fluyen, y está bien.
No todo es productividad. También se vale pausar, repararse, cuidarse.

La música: mi lenguaje de otro mundo

La música me da un tipo de expresión que no cabe en palabras.
Es un lenguaje emocional, íntimo, que siempre me acompaña.
Le da poesía a mi vida, y me recuerda por qué vale la pena sostener mis procesos.

Cierre

No tengo todo resuelto.
Sigo aprendiendo, tropezando, levantándome.
Pero al menos ahora sé que no se trata de esperar sentirme lista, sino de decidir avanzar.
Y sobre todo, de construir hábitos que me sostengan incluso cuando mi motivación no está.

Pregunta para ti

¿Qué hábitos estás sosteniendo hoy que ya no te sirven?
¿Qué podrías cambiar esta semana para empezar a moverte en otra dirección?

No necesitas hacerlo todo. Solo empieza.